Publicidad

“El jazz se trata de estar en el momento”, dice Herbie Hancock, uno de los compositores de jazz con mayor apertura hacia los distintos estilos del género; y un fiel seguidor del grande de grandes, Miles Davis, cuya filosofía musical era esa: estar en el aquí y ahora, el pasado ya fue.

zara mcfarlane

¿Qué es lo que piensas cuando escuchas el término “jazz”? Sería interesante hacer ese ejercicio, porque me atrevo a decir que para la mayoría de mexicanos, el jazz es como una estrella: saben que está ahí, pero también le saben lejana e inexplorada, y lo peor, incomprensible. Pero si seguimos las palabras de Hancock, nos daremos cuenta de que al jazz, como a la música en general, no siempre se le tiene que comprender, sino simplemente escucharla y disfrutarla.

Una de las maravillas de la world wide web y de la globalización, es que podemos ahondar en la música de otras latitudes en cuestión de minutos, y así, explorar este género nacido del sufrimiento y de la alegría de comunidades de esclavos negros en Nueva Orleans, EUA; y observar / escuchar cómo sus raíces siguen siendo muy fuertes, y cómo sus ramas han tocado cada rincón del planeta. Como Londres, Reino Unido, que vio nacer a Zara McFarlane en el seno de una familia de origen jamaiquino.

zara mcfarlane

A sus 33 años y con su tercer álbum, ARISE (recién publicado bajo Brownswood Recordings), MacFarlane es ya indiscutiblemente la vocalista de jazz con mayor proyección del Reino Unido. Su voz, dulce, refinada y cautivante, ha venido entretejiendo historias de amor y desamor, leyendas jamaiquinas y cuentos llenos de un romanticismo que no está en las nubes sino bien plantado en la tierra; todo al compás de composiciones diversas, en las que fusiona los elementos clásicos del jazz con los sonidos y ritmos autóctonos de Jamaica.

Si en Until Tomorrow (2011) la escuchamos tímidamente seductora, y en If You Know Her (2014) la escuchamos con un halo de misterio, para ARISE la escuchamos madura, revolucionaria, alcanzando un equilibrio entre sus raíces y su formación académica.

El hecho de que el disco abre con una oda a Kumina (una religión africana-jamaiquina), representa las intenciones de MacFarlane de conectar con sus antepasados y con una audiencia actual y hambrienta de sonidos innovadores y emocionantes. A partir de ahí, ARISE se convierte en una montaña rusa, que lo mismo nos hace sentir en un bar underground en la mismísima Nueva Orleans, que en una celebración espontánea en los suburbios de Kingston. Es en este disco, donde MacFarlane se deja de tibiedades para levantar el puño y alzar la voz: orgullo, batalla, aliados y enemigos, fuego, paz, LIBERTAD. Este es un disco libertario, un provocativo manifiesto cargado de historia y de protesta. ¿Lo más destacado? Las percusiones y los coros en “Fussin’ and Fightin’” y “Freedom Chain”; el despliegue de voces en “Allies or Enemies” y la orquestación digna de una big band en “In Between Worlds”.

En un mundo cada vez más sumergido en las fórmulas y adicto a los estribillos fáciles, Zara McFarlane y ARISE representan una esperanza no solo para el jazz contemporáneo sino también para la música global de nuestra era.

Deja tu comentario: