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Gepe abarrotó las bellas instalaciones del Teatro Metropólitan, con multicolor y excelsas aspiraciones energéticas.

Daniel Alejandro Riveros Sepúlveda de origen chileno, comenzó una fructífera carrera musical en el 2001, invirtiendo tiempo en múltiples géneros, pero, ninguno lo convencía al cien por ciento. Lo mismo pasó con el número de proyectos en donde participó, solamente divagaba en busca de un núcleo vital.

Después de atravesar un largo recorrido de tropiezos, las lecciones llegaron. Gepe se alejó del escenario por un corto periodo, para regresar cargado de luz, con una nueva mezcla de géneros,  pero esta vez, motivado y centrado, lo más importante: Encontró que la individualidad, es su mejor amiga.

El viaje astral en el que se aventuró, hoy acumula 6 discos y 2 EPs, cada uno refleja un estilo diferente, renovándose en cada producción, aislando todo el peso obtenido en el pasado. La clave del éxito: Pasión por su trabajo.

La tarde del 22 de octubre estaba marcada como fecha en que Gepe visitaría nuestra CDMX, con dos propósito en la mente: Presentar Ciencia Exacta, nombre de su último álbum y  contagiar la vibra que caracteriza a Sudamérica. La campana de las 7:00 pm sonó, los adiestrados músicos tomaban sus puestos, el anfitrión entraría a hurtadillas y en forma de oración recitaría Por La Ventana, para demostrar una espiritualidad fidedigna.

El escenario estaba disfrazado de un laboratorio de experimentos rítmicos, lleno de vivacidad. La escenografía correcta + Hablar de Ti = un desborde de sentimientos, que mojaría los labios de las almas enamoradas. Gepe estaba en casa, su afición lo arropaba y esperaba un trato agradable a cambio.

Las sillas del recinto fueron inútiles, el chileno no daba recesos, si el público pedía buen trato, él se lo daría, pero, a su modo. Con los modales de un catrín y la fuerza de la cultura nacionalista que tanto ama, entonaría Fruta y Té. Entregando todo, no había nada que guardar.

-“Tengo un té caliento……fruta, pan y café”

Cuando la gente compró el boleto, no imaginaba lo que podría encontrar.  Alejandro Riveros haría uso de su cordialidad, cantaría Te Sigo Amando, como tributo a Juan Gabriel;  reciclando los sinsabores que deja un amor de muchos años y que, llegó a su fin por la acumulación de errores.

Para el plato fuerte, un grupo de huapango, liderado por un músico cuyas arrugas son a causa del duro entrenamiento,  tomaría el podio. Gracias a un acuerdo previo con Café Tacvba sería posible la interpretación de Las Flores, arreglándola perfectamente para que se distinguiera entre Rubén Albarrán y Gepe. 

Sus movimientos asemejaban a un plan maestro, como si se tratase de un tablero de ajedrez. La benevolencia del cantautor se apagó por un momento, su puntería certera, atravesaría  los corazones más desgastados. Ser Amigos, el tema fúnebre para las despedidas dolorosas, sería culpable de lágrimas que caían en la alfombra. Este tema se fue, llevándose más de 3000 suspiros para una siniestra colección.

El entrañable solista, atiende muy bien las suplicas de la audiencia. La conclusión fue escrita por una guitarra acústica y el coro sutil de todos los participantes en Un Gran Vacio.

Gepe, es uno de los artistas más renuentes en la industria actual. Solicitando paz interior y bienestar social, hacen de él, un músico único. Sabemos que su próximo material estará lleno de emotividad, solo le pedimos, no hacernos esperar otros dos agobiantes años.

Éxito Gepe.

 

Fotos cortesía: Quemasucabeza

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Príncipe de Cd. Nezahualcóyotl. Partidario de la libertad artística, voy por la vida defiendo a los bulleados musicales aunque no siempre gane. No existe música sin sentido, solo gente sin sentimientos.