SALA se convirtió por una noche en una verdadera fiesta latina con Bomba Estéreo.
Como solo un grupo de colombianos sabría hacerlo, los originarios de Bogotá fueron el ejemplo perfecto de cómo nuestra escena musical en Latinoamérica no solo está creciendo si no que se está consolidando a pasos agigantados.
Todo inició con los hermanos Raúl y Paulina Sotomayor, que fueron seleccionados casi de manera estratégica para ambientar y hacer homenaje a la música caribeña con tintes electrónicos; canciones como Pájarito y la más coreada Cielo fueron precursoras de lo que sería una noche llena de buena vibra y baile sin parar.
En cuanto las luces se apagaron para dar la bienvenida a los estelares, comenzó a sonar Siembra, la canción con la que inicia su más reciente álbum Ayo (2017), y que logró que la gente entregara el alma y el cuerpo en cada canción, a una banda que dejó muy en claro que es mucho más que Fuego y Somos Dos.
Conforme pasó el tiempo se generó una conexión especial entre Li Saumet (vocalista) y el público. Li aprovechaba cada momento para sacar los mejores pasos de baile de los mexicanos al ritmo de Soy Yo, Caribbean Power, Duele e Internacionales, que celebraron nuestra unión como latinos en una noche llena de color y carisma.
Bomba Estéreo sabe hacer un show en vivo: instrumentos sincronizados, baile al por mayor, una frontwoman extraordinaria y un audaz conjunto de músicos. Lo anterior da como resultado a una banda colombiana que sabe tomar el control del escenario y sacar lo mejor de su público al ritmo de la champeta, el folclore, los beats pegajosos y múltiples letras coreables.
No por nada están abriendo los shows de Arcade Fire en todo el mundo (incluidos los que darán los canadienses en noviembre en el Auditorio Nacional), están compartiendo cartel con Gorillaz y The Killers en Estéreo Picnic, llenan un SALA y dejan a cientos (quizá miles) de personas con ganas de verlos de nuevo. Arriba Colombia, arriba Bomba Estéreo.
