Es impresionante la producción de Dunkirk y la manufactura de la recreación de combates, barcos y el manejo de extras que se ve en pantalla, que te deja pensando ¿cómo lo hicieron?
De verdad se agradece que existan cineastas que todavía le apuesten al cine artesanal de grandes dimensiones, emulando al cine con el que crecieron, que seguramente les brindó experiencias únicas que los marcaron y les plantaron la semilla de la cinematografía.
Pero el verdadero truco maestro de esta película está en la edición; tres líneas temporales que distribuyen la carga emocional y enérgica de la película entre sus tres “puntos de vista”, para no perder el ritmo que en ningún momento suelta la atención del espectador.
Aunque también hay que decirlo, el que se mezclen tres tiempos en tres líneas de argumento, también sirve como una trampa para cubrir los puntos bajos de las historias en cada historia.
La música de Hans Zimmer es simplemente espectacular, te lleva de la mano con la historia, acentuando cada sensación que provoca lo que va sucediendo en cada escena del filme con tracks que van desde el tono dramático hasta ritmos vertiginosos que ponen emoción a las secuencias. Cuando la música complementa dialoga con la película es una experiencia estupenda y DUNKIRK la ofrece.
Aunque la película transcurre durante un periodo de guerra, DUNKIRK no se siente como un filme bélico, lo que la hace más interesante y menos pesada como suelen ser las películas de ese género; Nolan dirige su historia hacia el lado más humano y la convierte en un relato de supervivencia y fraternidad humana en tiempos tan oscuros como los de una guerra.
No creo que sea la mejor película de Nolan, pero si es una de las mejores experiencias en cine que ha armado. Sin duda DUNKIRK es una gran película, pero sobre todo es una enorme experiencia que hay que vivir en el cine, de esas que poco a poco se van extinguiendo,
Y aunque no es necesaria la revisada en el formatos recomendados por Nolan, los 70mm en IMAX ¡sí la hacen crecer mucho más!