¡ Gorillaz está de vuelta ! Así es, algo que muchos ya dábamos por muerto para siempre, retomó el camino de aquel sendero de gloria con el cuál se cubrió durante muchos años desde su álbum homónimo, pasando por el Demon Days, hasta llegar a la cumbre de todo con Plastic Beach en el 2010.
Desde entonces han transcurrido ya siete años, siete larguísimos años en el que la música dio un giro drástico, como sucede siempre, eso está claro.
Y otra cosa que está clara, es que Gorillaz, con ese gran Dios artístico (de los pocos que ya podemos nombrar así) de nombre Damon Albarn, siempre logran adaptarse a los ritmos actuales, esto nunca dejando la base de Hip Hop y electrónica que desde siempre han llevado de la mano.
Esa es la fórmula ganadora de la agrupación animada: el poder de adentrarse a los tiempos que vive la música.
Humanz, el título del álbum que nos trae de vuelta a 2D y compañía, está enrolado para ser un álbum más comercial que sus antecesores; raya más en la producción de la electrónica comercial y a su vez en escudarse en la muy basta arma de las colaboraciones y sus interpretaciones.
“Humanz es un álbum para el fin del mundo como lo conocemos”.
Son las palabras que el mismo Albarn menciona haciendo alusión al tema en el que va enfocado la producción, sobre todo en sus líricas compuestas en mayor parte por Damon.
Temas como el Brexit, la toma de presidencia de Donald Trump en los Estados Unidos y más factores políticos que envolvieron al mundo, fueron parte aguas para que Gorillaz decidieran reunirse y crear música al respecto, para batallar con ello desde un punto de vista más bailable y dance, no de forma tan directa.
Hallelujah Money, en donde participa en la interpretación el poeta leyenda Benjamin Clementine, y que además fue el primer sencillo que sorprendió a todos marcando el retorno de Gorillaz, justo un par de días después de anunciarse a Donald J. Trump como el mandamás del país vecino.
Hallelujah Money fue la protesta de Gorillaz ante tal hecho indignante para la humanidad, fue su respuesta inmediata, además de ser una canción que tiene ensamble con We Got The Power y el mensaje optimista de decirnos que aún somos nosotros quiénes tenemos el poder de no ser manipulados.
La realidad es que el mensaje de Humanz es bastante analítico e importante; lo que pesa en sí, es el no encontrar a aquellos Gorillaz emblemáticos que conocimos hace tres discos, con canciones estandartes que hacían cliché instantáneo para convertirse en himnos, y eso es algo que Humanz no logra ofrecernos a final de cuentas.
Retomando las palabras de una querida amiga: es difícil encontrar a Gorillaz en su propio álbum porque se pierden entre tanta colaboración.
A las cuales, por cierto, los nombre son interesantes entre los que destacan De La Soul, Danny Brown, Vince Staples, D.R.A.M, la colombiana Kali Uchis y el mencionado Benjamin Clementine.
Las colaboraciones están dispersas a través de 26 tracks (muchos de ellos interludes). Más tracks, inclusive, que Plastic Beach.
El problema yace a partir de la segunda mitad del álbum, de donde el ritmo de aligera en demasía y provoca que el interés se anule.
Y es que, hay que decirlo: estamos ante el peor álbum en la carrera de Gorillaz.
Aunque tampoco mal interpreten mis palabras, Humanz no es del todo malo, porque así como habremos personas que aún no encontramos la obra maestra a la que nos tenia acostumbrados Gorillaz, después de incontables veces de escucharlo, también existe gente que lo está mamando demasiado.
Y está bien, se respeta demasiado la opinión de todos. Nadie tiene la verdad absoluta, pero es entonces cuando hay que ser más exigentes y realistas cuando hablamos de proyectos que ya se valen por sí solos como Gorillaz.
Y con esto decir que Humanz, el peor álbum de Gorillaz hasta ahora, seguramente venderá millones de copias y descargas, inclusive más que Plastic Beach que lo supera por mucho en calidad. Porque así es el mundo de la música. ¿O no The Killers, Coldplay, The Strokes, Muse y un sin fin más?
Bien dice el dicho, crea fama y échate a dormir.
