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Los organizadores del Roxy Fest confirmaron la segunda edición de este festival luego de considerar exitoso su debut el pasado primero de abril en Parque Trasloma. La pregunta principal es, ¿dónde meterán a más de 25 mil personas en caso de que el plan siga en pie?

Hace unos días el alcalde zapopano, Pablo Lemus, anunció el freno de mano que busca aplicar su gobierno en contra de la realización de más eventos masivos en Trasloma; sitio ubicado entre dos principales vías de tránsito en la ciudad (Av. López Mateos y Av. Mariano Otero) y que la propia ubicación del recinto implica a dos municipios: Zapopan y Guadalajara.

El motivo aparente para que se tomara esta determinación fueron las asiduas quejas y presión que los dos municipios recibieron por parte de los vecinos de Trasloma, quienes consideran violada su privacidad con este tipo de eventos.

Mientras tanto los únicos que perdemos somos personas como tú y yo, que buscamos distracciones y desenfado. Que exigimos buena música y la correcta organización de estos festivales masivos. Estuvimos tan cerca de conseguirlo y se quedó en un sueño guajiro aquella posibilidad de que Guadalajara fuera considerada ciudad festivalera.

Y si bien la clausura de dicho venue no significa la cancelación los eventos venideros, sí representa un obstáculo extra para la organización de eventos masivos, de por sí complicada.

2017 parecía un excelente año en tema de festivales musicales para Guadalajara.  El año pasado sólo estaba el Coordenada; para éste se programaron 5 festivales, de los cuales 4 se harían en Trasloma, y 2 de ellos ya se realizaron. Quedan pendientes dos a realizarse en los últimos meses del año, la cuarta edición del festival Coordenada, y el otro, ¿Lolapallooza, acaso?

Ah, y bueno, contestando a la pregunta que he escuchado reiteradamente a propósito del tema, “¿y si tú vivieras ahí? Empatiza con los vecinos de Trasloma”.

¿Qué si yo viviera ahí?, ese cuestionamiento me produce cierta carcajada. Si yo fuera vecino de Trasloma, primero primero, mis niveles de tensión bajarían por vivir en una colonia nice. Luego, el día de los festivales, armaría una asada en la cochera con los cuates, obvio sin rocola, no podría competir ésta con los headliners, supongo.

Y, por último, ya si se me sale lo gandalla, rento mi cochera o espacio de estacionamiento a los que no alcanzan estacionamiento dentro del venue, imitando lo que por mucho tiempo han hecho los vecinos del estadio Jalisco. Creo que si fuera vecino de Trasloma haría de todo menos llorar ni quejarme. Pero cada quién.

Pero como no es así, y no soy influyente ni tengo poder adquisitivo exorbitante, me quedaré sólo observando las corruptelas que existen. ¿A dónde se irá la derrama económica que provoca este tipo de eventos? ¿Los empresarios seguirán invirtiendo para traer a Guadalajara espectáculos de calidad? ¿Por qué tomar la decisión más burda y fácil, cancelar en vez de negociar? ¿Era la mejor opción?

Quizá la renuencia a aceptar la cancelación de Trasloma como sede de eventos masivos tiene que ver con la falta de espacios para este fin. De cancelarse esta sede, no tendríamos opción y tendríamos que desplazarnos hasta Arena VFG o Club Hípico Alamitos, ambos venues tienen carretera de por medio. Esto se traduce en mayor riesgo para regresar a casa y más displicencia (hueva) llegar. Esto pensando en el caso de que sigan trayendo festivales a la ciudad.

Estuvo chido mientras duró, pensé cuando me enteré de la indigerible noticia, y me dio un dolor en el pecho. Aún no sé si dicha dolencia fue provocada por la mala noticia o por el hecho de pensar en ahorrar con más fervor para desplazarse a escuchar música a la Ciudad de México. A los tapatíos que nos gusta la música ya sabemos que no va a ver de otra; 8 horas de camino hasta el ex DF, ni modo, sin llorar.

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