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En la sangre es un título potente que se presta para tratar muchas problemáticas de las relaciones humanas, morales, éticas y estéticas.

Por: Mayra Rojo @MayraRojo3 //  @MAYRA_ROJOG

¿Cómo estás?/ Bien/ ¿tú?/ Bien

Un momento incómodo donde la respuesta “bien” es igual a “adiós” con un toque de indiferencia y hastío. Escena de la película En la sangre de Jimena Montemayor, una historia más entre tantas otras sobre el amor y sus complejidades.

Cuando vi el título vinieron a mi cabeza películas como Pura Sangre (Luis Ospina, 1982), Carne de tu carne (Carlos Mayolo, 1983) o Sangre de mi sangre/Musarañas (Esteban Roel y Juan Fernando Andrés, 2014).

Cuando vi el cartel pensé en el drama de La mujer de mi hermano (Ricardo de Montreuil, 2005) o al de Y tu mamá también (Alfonso Cuarón, 2001). Finalmente, en su reapropiación y línea de continuidad En la sangre (Montemayor, 2016) es el trío amoroso donde el hermano es el amante de la cuñada y se ponen en evidencia la fragilidad de los lazos filiales, particularmente los familiares y parejas amorosas—muy al estilo de la trama de Ricardo Montreuil sin el elemento dramático y moral—.

La propia Jimena dice que, en efecto, “no es la gran historia de amor sino una historia más”, sin villanos, sin culpables sólo “errores e impulsos”.

Lo que me parece interesante del contenido de la película es que nos encontramos, una vez más, con la re elaboración de la tendencia del llamado “nuevo cine mexicano” que busca otros ángulos y soluciones estético-narrativas para retratar y presentar situaciones de la vida de nuestra sociedad.

En su caso, muy parecido al eje de Y tu mamá también, uno de los centros son los hábitos y problemas de chicos mexicanos de clase media y “alta”, digamos para no caer en la ambigüedad, son jóvenes que viven en algún departamento de colonias como Condesa o la Roma Norte y tienen la posibilidad adquisitiva e intelectual de hacer estudios en el extranjero, hablan perfectamente inglés, es una generación que creció con He-Man, Candy Candy, Remi y ahora su tiempo de ocio está destinado al Xbox —¿Estaremos hablando de los Millenials?—.

La narrativa de esta película nos reafirma muchos clichés de estas juventudes. No faltó el guiño de una intelectualidad trasnochada donde el nombre de la protagonista Nadia es una variable del personaje de Danjia de André Bretón y el argumento del trío amoroso es una parábola sobre las aves, la libertad y la monogamia.

Tres personajes cuyas vidas se marcan por rutinas de la fiesta, la mota, el cigarro, el alcohol, el deseo de estudiar en el extranjero como una meta de superación profesional y la necesidad de saber quienes son; la información del país les llega a la comodidad de sus autos por Noticieros Televisa.

De esta manera, el retrato: Se miran quietos y escuchan sin inmutarse, ahí suspendidos la vida pasa y ellos se `hablan lento, susurrantes: “Dejemos pasar el tiempo…a ver qué pasa…” Pero también hay arranques de desesperación y, aunque en contención, de vez en vez hay gritos y reclamos: “ese es el problema…no sabes…nunca sabes” y la emblemática frase de “Estoy hasta la madre”.

Pero las películas no terminan, aunque a veces parece que es su último fin, en la exhibición en pantalla, hay otro ángulo del cine que da cuenta de los mecanismos de realización.

Ahí la importancia del trabajo de Montemayor porque es desde donde podemos aproximarnos al debate de los nuevos procesos, actores y estrategias para la realización de cine mexicano.

Sólo señalaré tres aspectos importantes a considerar:

A) La producción estuvo a cargo del proyecto Conejo Media que es una A.C. de la misma Montemayor bajo un esquema de proyectos de interés social.

B) el financiamiento fue una combinación de recursos, Jimena incorporó el sistema de fondeo de una plataforma norteamericana —el cual comentó es un proceso muy complicado, opinión importante porque con el boom de la cultura del emprendimiento hoy Fondear parece ser la alternativa fácil y autogestiva, en su momento Ana Colcheiro compartió su “maravillosa” experiencia del crowdfunding y los últimos años es un sistema a la que muchos proyectos artísticos recurren como una panacea—.

C) La directora resalta que su cinta incorpora el rock independiente —a usanza del cine de finales de los ochenta y toda la década de los noventa con el rock mexicano—.

D) La distribución se ha vuelto más prolífica a cargo de Cinépolis —manifestado en las conferencias y casos específicos de documentales en la Gira de Documentales de Ambulante—. En su caso, En la sangre se exhibirá no sólo en Ciudad de México sino estados de la República como Querétaro, León, Hermosillo, Puebla, Tijuana y Monterrey.

Finalmente, responde Montemayor a la pregunta de una reportera “¿Cuál es el mensaje?” —No hay mensaje claro sino una invitación a reflexionar sobre el amor—. Pero más que sobre el amor podríamos reflexionar sobre la manera en que las identidades de una generación transitan homogéneamente desde los patrones de conducta hasta llegar a afectividades estandarizadas por los imaginarios de clase.

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