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Dream Theater, la banda virtuosa de Nueva York se presentó en el Pepsi Center para ejecutar en su totalidad su último álbum: The Astonishing.

Es bien sabido que Dream Theater es amada por muchos y criticada por otros tantos. La razón son sus larguísimas canciones, llenas de solos de guitarra, batería, bajo o teclado, historias cantadas y en general canciones que exigen cierto grado de atención para entender su música.

Aún así, existe una fan base en México que sigue desde sus inicios a la banda. ¿Cuántas veces han venido? He perdido la cuenta, pero casi seguro que cada vez que lanzan un nuevo álbum vienen a tierras aztecas a promocionarlo.

The Astonishing es lo más reciente de Dream Theater y después de un recorrido por América del Sur, llegó el turno para México.

En lo personal, a pesar de perderles la pista un par de años, soy seguidor de la banda desde hace principios de los dos miles y esta era la cuarta ocasión que era testigo de un concierto suyo, por eso sé que son puntuales y que son muy fijados en detalles técnicos y visuales, además de ser conciertos con duración mínima de dos horas.

Ya había escuchado su último álbum y no me pareció genial, pero tenía momentos muy al estilo Dream Theater. Sabía que el concierto era para promocionar este material y pensé que sería una buena oportunidad para digerirlo y conocer más a fondo el disco en vivo.

Cuando las luces se apagaron y la banda salió al escenario comenzó la magia (o eso creía). El sonido era fuerte pero sonaba muy atascado. Los visuales eran interesantes pero no suficientes para atrapar al espectador.

Cuando comenzaron las canciones, una tras otra, con introducción de piano de Jordan Rudess, voz de James LaBrie como recitando, un John Petrucci haciendo lo suyo, John Myung siendo John Myung y el ya ni tan nuevo baterista Mike Mangini, me di cuenta que algo andaba mal.

Sabía que The Astonishing era un álbum doble conceptual, que contaba una historia y que se iban a reventar dos horas. ¿qué salió mal? Que al igual que en su versión de estudio, sonaba totalmente plano y aburrido.

Me culpé a mí mismo por no haberme involucrado más en ese material, quizá así hubiera sido más digerible el concierto, pero ahora que lo volví a escuchar mientras escribo esta reseña me doy cuenta que no es para nada una obra de arte, como en su momento llegó a serlo Scenes From a Memory, por ejemplo.

Fueron dos horas y media donde tocaron completo el álbum. Hubo un intermedio donde un gran número de asistentes aprovecharon para retirarse. Si no llenaron el recinto, con esa primera hora y media quedó más vacío el lugar.

Yo me quedé hasta el final, con la esperanza de que al terminar de tocar su último álbum, tocarían algunas pasadas, pero no fue así. Se fueron en orden estricto con el tracklist de The Astonishing, cerraron el último tema, se despidieron y se fueron.

En las pantallas salieron los créditos, como si de una obra se tratara. Quedé sorprendido y decepcionado por lo que acababa de presenciar. Parece que no fui el único porque escuché varios comentarios de los asistentes expresando su decepción. Creo que nadie esperaba esto.

Y así fue el capricho de Dream Theater, por querer presentar un álbum conceptual que cuenta una historia muy al estilo Game of Thrones pero que sucede en el futuro. Sin frescura en el sonido, aún más complicado de digerir y dejando de lado todo su historial musical.

Confío que esto haya sido solo la espinita de presentar algo ambicioso pero que comercialmente no funciona, y así la próxima vez tengamos a nuestro querido Dream Theater que presume de fantásticas canciones virtuosas.

 

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