Publicidad

El gran valor de La Bruja es que a pesar de no queda exenta de algunas fórmulas del género, le saca el mayor jugo posible, reivindicándolo gratamente.

El Terror dentro del cine es el género más viciado por la industria cinematográfica, (principalmente de Estados Unidos) debido a la exigencia del espectador por ver películas que los asusten para pasar un buen rato en la sala de cine; exigencia que paradójicamente, la misma industria ha ido creando en el espectador a través de los años.

Es por ello que hoy día, en su gran mayoría, las películas de terror se enfocan en vender al espectador un boleto para una suerte de casa de los sustos, donde el sobresalto está asegurado e incluso revelado, sólo que no se sabe cuándo aparecerá. Pero, ¿de eso se trata el terror? No hay nada de malo con que se sigan consumiendo y por lo tanto, se sigan produciendo este tipo de patrones en el cine; sin embargo, mi mayor queja al respecto es que el las películas con ese molde desperdician la inmensidad del cine y el poder que conlleva el género de terror por si mismo.

El gran valor de La Bruja es que a pesar de no queda exenta de algunas fórmulas del género, le saca el mayor jugo posible, reivindicándolo gratamente.

La película nos sitúa en Nueva Inglaterra, en el año de 1630 (siglo XVII). Ante la amenaza de ser repudiado por su iglesia, un granjero decide abandonar el pueblo y establecerse en plena naturaleza con su esposa y sus cinco hijos, en medio de un bosque alejado de la civilización, donde habita algo maléfico y desconocido. Enseguida empiezan a pasar cosas extrañas: los animales se vuelven agresivos, la cosecha no prospera y el hijo más pequeño desaparece. Las sospechas y la paranoia aumentan al intentar comprender ¿qué es lo que está sucediendo en esa pequeña granja?

El director Robert Eggers logra crear un ambiente propicio para cultivar el miedo, construyendo un diseño de producción sumamente orgánico, sin ningún tipo de truco artificial que contamine la naturalidad del filme, dándole así un toque casi documental. La fotografía es casi en su totalidad con luz natural, lo cual ayuda a concebir un ambiente en el que el día y la noche parecen no distinguirse. Además cada toma aprovecha al máximo el encuadre, ya sea para establecer un lugar, encerrar a los personajes en un mismo espacio o aumentar dramatismo con impecables close-ups.

El guión, la edición y la dirección, en lugar de tomar el camino fácil de la sobre explicación y el susto gratuito, se toman su tiempo para ir construyendo una atmósfera de incertidumbre, tensión y temor que irremediablemente van despertando el miedo en el espectador. Mientras en otras películas se utiliza el susto para liberar la tensión del público, La Bruja mantiene esa tensión sin dejarla escapar de uno, prolongando el sentido de angustia y miedo (del tipo que te hacen hacerte chiquito en la butaca).

Al ser una película con pocos personajes, el valor actoral requiere mayor atención y en este filme los actores te meten totalmente al juego, pues todos lo hacen muy bien (incluso los niños). Sin embargo, es Anya Taylor-Jon quien interpreta a la joven Thomasin la que destaca por su rango emocional que maneja acorde a las exigencias de toda la película.

Algo que incomoda e inclusive ahuyenta al espectador moderno dentro del cine es la ambigüedad en un filme, puesto a que se prefiere que nos expliquen las películas a intentar descifrarlas por cuenta propia. No obstante, la ambigüedad en dosis precisas y controladas, es el ingrediente que enriquece a un filme (especialmente cuando de terror se trata) y La Bruja lo emplea a la perfección. Mientras que por una parte, la película no tiene reparo en mostrarnos todo (las criaturas, lo maligno, la violencia), se reserva las sobre explicaciones (en las que caen muchas películas del género, donde nos quieren aclarar absolutamente todo) invitando a que el espectador saque sus propias conclusiones.

Es así como La Bruja se puede descifrar como una suerte de fábula sobre la maldad de la naturaleza humana, de la que el ser humano intenta escapar por medios religiosos que lo salven de su propia esencia. También se puede interpretar como un relato sobre la opresión de la mujer en una época regida totalmente por un patriarcado, donde el hombre temía que llegara su despertar, pues secretamente las consideraban una amenaza, por lo que las acusaban de brujería y las quemaban vivas. O quizás nos pueda estar narrando una metáfora sobre el despertar sexual de una mujer, evento que era inconcebible en una sociedad fanáticamente religiosa y visto con temor por el hombre, quien sabía que la mujer adquiría el poder de dar vida (lectura que daría más fuerza al final de la película, en una forma de liberación femenina). Sin embargo, la mejor interpretación y la más interesante, es la que le puedas dar después de verla.

También hay que decirlo, La Bruja no es perfecta pues pierde fuerza en algunas escenas donde todos los personajes se encuentran juntos en un mismo lugar y deben interactuar entre si (la escena de la posesión) y en su resolución, el guión termina cediendo a los clichés del género (con la madre y el padre); sin embargo, el final retoma la fuerza perdida y no sólo da sentido a la resolución con respecto a la idea de la trama, si no que además da muestras de una de las escenas más tétricas y mejor ejecutadas (visual y textualmente) que yo haya visto en años.

El susto se define como una respuesta de la mente y del cuerpo a un estímulo repentino e inesperado, mientras que el terror es definido como el sentimiento de miedo o fobia en su escala máxima, asumiendo que el terror sobreviene cuando el miedo ha superado los controles del cerebro y ya no puede pensarse racionalmente. Por lo que pregunto ¿realmente nos ofrecen películas de terror en estos tiempos?

Por fortuna, siempre hay excepciones a la regla que vengan a romper el molde preestablecido y ofrezcan una mirada distinta a este género cinematográfico; películas que exijan un poco más al espectador que sólo su atención.

Es esa la principal razón por la cual recomiendo ver La Bruja, del otro tipo de películas  complacientes con sustos al por mayor, seguro habrán muchas y las podrán ver cualquier fin de semana del año. Los invito a experimentar algo distinto.

Deja tu comentario: