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Suena raro, pero es verdad. El ser un melómano, obsesionado, intenso de la música, es una enfermedad. O al menos debería de serlo.

¿Por qué carajos alguien diría que ser un melómano es una enfermedad? ¡Pues es que todos los síntomas están ahí!

Hola, soy Majo y estoy enferma de música.

La triste bizarra idea llegó a mi esta noche, mientras estaba parada viendo a una de mis artistas favoritas cantar en el escenario. Mientras yo y cientos de personas cantábamos a grito pelón cada una de las palabras que salían de la boca de quien estaba en el escenario, me di cuenta.

La música en vivo, de cierta manera, enajena.

Si alguien, un ser normal que no está enfermo de música, pasara por la calle y decidiera meterse al bar-foro en donde se presenta una banda en vivo, se sacaría de pedo al ver a tantas personas bailando, moviendo la cabeza, aplaudiendo, gritando y cantando con los ojos cerrados como energúmenos mientras una o varias personas en un escalón más alto tocan instrumentos.

Osea, desde lejos o desde fuera, quienes escuchamos música nos vemos cagadísimos. La neta, todos lo hemos visto una y otra vez en videos chistosos de Youtube o que circulan por Facebok. A veces hasta nos burlamos de las personas que se prenden y se ponen locas en un concierto, las que se emocionan de más, las que se dejan ir con sus canciones favoritas.

Sino supiéramos que están escuchando música, pensaríamos que están en drogas.

Y es que, si se dan cuenta, cuando uno está escuchando sus canciones favoritas o viendo a su artista favorito en el escenario, verdaderamente uno siente y cree que nadie nadie nadie en el mundo esta viviendo esa experiencia como él. Osea, él es el fanático máximo de esa banda, la banda está tocando sólo para él. De cierta manera uno distorsiona la realidad. Se enfrazca en lo que está escuchando, viendo y sintiendo.

Es como… estar enamorado.

Cuando te gusta un chavo o una morra la vez con otros ojos. Su cabello y sus ojos brillan como nunca, su voz es melodiosa, huele delicioso, no puede hace nada mal, hasta cuando se saca los mocos lo hace con arte casi angelical…. ¿a poco no?

Pues así con la música. Para muchos la música es el amor verdadero, de hecho, aunque te veas ridículo, aunque te desveles y no llegues a trabajar al otro día, aunque debas de gastar todo tu salario en la edición especial en vinil morado importado de Alaska… no importa, todo lo vale, nada importa, es casi una adicción.

¿Ven hacia donde voy?

No estoy hablando de las personas que disfrutan la música, esas que van a un concierto al año, esas que se sienten orgullosas de haber comprado el disco en digital y no haberlo bajado; no estoy hablando de las personas que dicen amar la música sólo porque tienen un playlist para ir al gimnasio pero no saben de qué disco es cada canción…

¡Nooooo! Estoy hablando de esos que no cuentan el dinero por quincenas, sino por conciertos, esos que pueden pasar horas en una tienda de vinilos, esos que se sientan con sus amigos y no pueden evitar hablar de música como tema principal, esos que invierten en sus audífonos más que en el colchón en donde duerme, ¡¡¡esos enfermos!!! los verdaderos melómanos.

Pero en fin, ¿Cuales son los sintomas?

Si eres melómano lo conoces.

Síndrome de la repetición.

Puedes escuchar una y otra vez el mismo disco, la misma banda, la misma canción. además eres capaz de distinguir cosas que muchos otros no. Puede ser la misma canción, pero si está reeditada, si está en vivo o si es la primera versión que la banda sólo saco como video en Youtube, tú lo sabes. Y no importa si lo escuchas uno, dos o tres días (o semanas) completas, it never gets old.

La desproporción de las cosas.

Te suena alguna vez haber dicho.. “es la mejor banda del mundo”, “no había escuchado nada igual nunca en la vida”, “después de verlos ya me puedo morir”, “no puedo vivir sin X banda”, “sin música me moriría”, “Este disco es lo más importante que tengo en la vida”.

Bueno, creo que este punto se explica todo. Traduces la música en comida, bebida, aire, techo y todo. Segun tú sin ella no puedes vivir y cada nueva canción que escuchas es lo mejor que te ha pasado en el mundo mundial mundialísimo.

Gastas todo tu dinero.

¿Crees que los que son adictos a apostar o a la heroína gastan dinero? No conoces a un melómano de verdad. Aquí no hay mucho que explicar, la diferencia entre un fan de la música y un enfermo melómano es que el primero piensa 10 veces antes de comprarse un disco que le parece algo caro; el melómano TIENE QUE TENERLO PORQUE ES LA VERSIÓN JAPONESA o porque ES EL DISCO FIRMADO QUE SÓLO VENDIERON EN EL ALICIA LA PRIMERA VEZ QUE TOCARON EN MÉXICO. No importa cuanto cueste… “sino lo compro me muero”.

Cuentas tu tiempo según la música.

El tiempo, los meses, el año se cuentan distinto en la cabeza de un enfermo musical.  Para un melómano no existen enero, febrero y marzo…existe, Nrmal, Vive, Corona, Mutek, el lanzamiento del nuevo disco, el aniversario de la banda, el cumpleaños del vocalista, etc. Es mas fácil recordar cuándo sale un disco que cuando cumple años tu mamá.

En fin.

Creo que me he dado a entender. Ser melómano de cierta manera es vivir en un mundo aparte (el cual muchas veces no todos van a entender), salir de la realidad para vivir de, con y para la música.

Es una adicción, es una enfermedad…. es la mas deliciosa de todas y además, es contagiosa, es de esos virus que con el aire, con ondas sonoras puede pegarse al que está al lado.

Sí, los melómanos son unos enfermos, pero son los enfermos más felices del mundo, los que sienten mas fuerte, los que aún se dedican a estudiar y a proteger lo que les parece importante. Los que estudian y comparten su conocimiento. Son los enfermos que invierten en sus gustos y que nunca dejan de descubrir nuevas propuestas. Son los que se dejan ir y no sienten pena al demostrar cómo disfrutan de la música, los que aún bailan, los que se dejan sonreír, reír y a veces hasta llorar al disfrutar, los que se desvelan haciendo algo mas que trabajar o salir de fiesta.

Esos melómanos están enfermos, son unos locos, y habría que aprender de ellos, a cómo disfrutar de lo que amas.

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